me contaron que una vez
la caricia despiadada,
huyó a prisa de su sombra
se disolvió en un canto
de noche amanecida
el sudor de su ilusión
se revolcó en algún rincón esperado
del primer acantilado
esferas de fuego
jugaban a incendiarse
anidando en el aire
el oscuro brillo de sus ojos
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