3 de diciembre de 2010

Sobre la empatía


Sobre la empatía

Ciertamente las posibilidades acaecidas en los encuentros grupales tardomodernos, podrían ser guiados hacia algún tipo de abordaje y educación emocional plausible de ser entendido como recurso de sostén y soporte situacional del poder empático.
Mucho se habla de la empatía como el mero hecho de “ponerse en los zapatos del otro” sin embargo aquí podría ir cobrando algún otro sentido. La empatía como posible ocurrencia de trabajo en grupos, cumpliría la difícil tarea de borrar límites que obstaculizan el encuentro con los sentidos de los otros, si es que hay otros, si es que no son espejos que devuelven la imagen de uno, en situación de encuentro con los sentidos, representaciones y simbolizaciones. Borrar límites es superar la barrera física del aislamiento como modulador de nuestras experiencias, y superar también la torpeza generada por las palabras, que remiten solo a una parte del fenómeno. La posibilidad de compartir esa experiencia empática, legitima los modos de ver el mundo y de vernos en el mundo. Legitima las realidades de los sujetos que se encuentran y coexisten en determinados momentos en un espacio político[1] grupal. Si por espacio político entendemos todo acto de reflexión y discusión a cerca de algún aspecto de la realidad. Justamente en ese espacio de discusión y reflexión empática, se crean posibilidades para transformar el debate polémico, guiado por la batalla hacia el doloroso final que separa a vencedores de vencidos.
A partir de la reflexión empática no hay posibilidad que prosperé tal cuestión, sino más bien una resolución o superación en los modos de constituir subjetividad, que deja por así decirlo, de ser individual para convertirse en una amalgama en la que todos podemos ser todos.
Lo corporal deja de ser el receptor y motor de los sujetos para convertirlos en campos magnéticos que trascienden, influyen y experimentan sensaciones más allá de lo concreto o de lo físico. Es decir se produce una suerte de encuentro de campos magnéticos entre los sujetos que origina la experiencia de ser otros. De esta manera se puede experimentar el dolor y pensar a cerca de las causas discursivas o corporales que pueden causar dolor en los otros. Por lo tanto el sujeto en la reflexión empática, experimenta y luego racionaliza las causas que lo llevar a violentar la realidad de los demás, pero en experiencia de su propio ataque. Se piensa a cerca del ataque o asalto como parte de la violencia generada hacia uno mismo.
Este encuentro con la violencia y el asalto a la realidad de uno mismo es lo que puede llevarnos a reflexionar a cerca del lugar que otorgamos a los demás, y la potencialidad de dañar o generar dolor en el otro es genuina en el sentido  de generar dolor en uno mismo.


[1] Espacio político como expresión de discusión, y recreación constante como sujetos políticos que vivimos en un sistema organizado, y que todo acto del orden de lo público se convierte en político.     

¿mear ansiedad?

antes de terminar de mear tiro la cadena corre el agua me ayuda a seguir meando sigo y veo el agua del inodoro sigue...