Rehenes a cielo desnudo,
a huellas y sangre dormida,
a piedras pateadas
y a ruidos sedientos de escucha.
Roen compras cansadas,
bañadas y afeitadas
maquilladas de apuros
se arrojan en gritos sollozos.
Griiiitos, griiiitos, griiiitos!!!
Altas voces de los guardianes del consumo.
Del consumo del Imperio,
del soldado colgado
a las botas de otro espejo.
Ilustre control de los dientes
albinos y asfixiantes recetas del mal,
feroces rejas del poder,
del poder de las palabras.
Receta y remedio de paso
desgano y desidia.
Rehenes a cielo desnudo
ajusten sus cuentas de plástico
al placebo de miradas oscuras.
Derritan y tiñan
de rojas siluetas
la escoria de sus dulces perfumes.