18 de septiembre de 2012

Libertad





Anoche fui testigo presencial de la libertad.

Ella estaba ahí mirándome, inmutable.

Lo demás no importaba, me perecía.

Ella no renunciaba a si misma.

No escuchaba, no poseía nada, ni pretendía hacerlo.

Me miraba absorta, atrapante, atenta.

Impulsaba y controlaba sus propios impulsos, incluso los míos.

Despertó mi alegría, mi sonrisa.

La vida se volvió plena y absurda a la vez.

Intensa y fugaz.

La libertad fue la condición para encarnar la intensidad de la vida.

Mi sujeción fue el amparo a la intensidad encarnada en la vida.
  

1 comentario:

Unknown dijo...

"Anoche fui testigo presencial de la libertad" Que loco verla por fuera de uno, darle una entidad, separada de nuestros cuerpos! Muy buen ejemplo, de-mentes imaginan-tes, eso me atrapa!!

¿mear ansiedad?

antes de terminar de mear tiro la cadena corre el agua me ayuda a seguir meando sigo y veo el agua del inodoro sigue...