3 de diciembre de 2010

Sobre la empatía


Sobre la empatía

Ciertamente las posibilidades acaecidas en los encuentros grupales tardomodernos, podrían ser guiados hacia algún tipo de abordaje y educación emocional plausible de ser entendido como recurso de sostén y soporte situacional del poder empático.
Mucho se habla de la empatía como el mero hecho de “ponerse en los zapatos del otro” sin embargo aquí podría ir cobrando algún otro sentido. La empatía como posible ocurrencia de trabajo en grupos, cumpliría la difícil tarea de borrar límites que obstaculizan el encuentro con los sentidos de los otros, si es que hay otros, si es que no son espejos que devuelven la imagen de uno, en situación de encuentro con los sentidos, representaciones y simbolizaciones. Borrar límites es superar la barrera física del aislamiento como modulador de nuestras experiencias, y superar también la torpeza generada por las palabras, que remiten solo a una parte del fenómeno. La posibilidad de compartir esa experiencia empática, legitima los modos de ver el mundo y de vernos en el mundo. Legitima las realidades de los sujetos que se encuentran y coexisten en determinados momentos en un espacio político[1] grupal. Si por espacio político entendemos todo acto de reflexión y discusión a cerca de algún aspecto de la realidad. Justamente en ese espacio de discusión y reflexión empática, se crean posibilidades para transformar el debate polémico, guiado por la batalla hacia el doloroso final que separa a vencedores de vencidos.
A partir de la reflexión empática no hay posibilidad que prosperé tal cuestión, sino más bien una resolución o superación en los modos de constituir subjetividad, que deja por así decirlo, de ser individual para convertirse en una amalgama en la que todos podemos ser todos.
Lo corporal deja de ser el receptor y motor de los sujetos para convertirlos en campos magnéticos que trascienden, influyen y experimentan sensaciones más allá de lo concreto o de lo físico. Es decir se produce una suerte de encuentro de campos magnéticos entre los sujetos que origina la experiencia de ser otros. De esta manera se puede experimentar el dolor y pensar a cerca de las causas discursivas o corporales que pueden causar dolor en los otros. Por lo tanto el sujeto en la reflexión empática, experimenta y luego racionaliza las causas que lo llevar a violentar la realidad de los demás, pero en experiencia de su propio ataque. Se piensa a cerca del ataque o asalto como parte de la violencia generada hacia uno mismo.
Este encuentro con la violencia y el asalto a la realidad de uno mismo es lo que puede llevarnos a reflexionar a cerca del lugar que otorgamos a los demás, y la potencialidad de dañar o generar dolor en el otro es genuina en el sentido  de generar dolor en uno mismo.


[1] Espacio político como expresión de discusión, y recreación constante como sujetos políticos que vivimos en un sistema organizado, y que todo acto del orden de lo público se convierte en político.     

16 de noviembre de 2010

Crisis del lenguaje en el sujeto contemporáneo

Crisis del lenguaje en el sujeto contemporáneo
Crisis en la constitución subjetiva

La configuración psíquica del sujeto moderno estaba producida por una serie de operaciones consecuentes, consecutivas y progresivas con y para el tipo de sociedad que producía y necesitaba producir la metainstitución por excelencia, el Estado. Quien a través de sus instituciones y organizaciones, con operaciones de normas, discursos y relaciones de poder estructurales sujetaban y disponían parte de la constitución identitaria de las sociedades occidentales.
Este modo de configuración hoy en los días de la tardomodernidad no es posible, este cambio, esta metamorfosis, esta ruptura de un modo de vernos y pensarnos, deviene impotente, esta cayendo en desmedro de una complejidad ficticia y virtual, que modifica sustancialmente la subjetividad pero que se visualiza, interpreta o codifica con la misma idea nominal que poseían las transformaciones o los cambios en la modernidad, crisis. 
Esta nominación, crisis, no es solamente una palabra inocente e insulsa, proviene del griego krísis que significa “decisión” o “juicio” pero que de ningún modo hace referencia a una condición peyorativa, aunque haya sido con ese fin su instalación en el lenguaje moderno. 
Así crisis deviene institución, se institucionalizó como asunto, proceso u obstáculo que pone en duda la continuidad, la legitimación sobre acontecimientos políticos, sociales y/o económicos. Pone en duda al poder, lo pone en evidencia, pone en evidencia su incapacidad de generar alternativas. La institucionalización de crisis sucede en el último tramo de la modernidad y en el comienzo de este nuevo escenario. 
No es casualidad que esté permanentemente en boca de opinólogos y criticones, cuando comenzamos a transitar una nueva dimensión social-histórica con todo lo que ello implica, la desolación, el abandono institucional, el desafío a las certezas, el fin de los fines, el final de los referentes, de nuestras metáforas, de nuestros relatos, transito denso y espeso, oscuro y polvoriento. Como lo señalaba Lewkovicz, aparecen dos tipos de crisis, una de transición o pasaje y otra de devenir caótico, la crisis de devenir caótico reseña unas condiciones en las que se descompone una totalidad, sin que nada obligue a que esté seguida de una recomposición general, en otros términos la crisis actual muy probablemente sea de ese segundo tipo.     
En definitiva, lo que se pone de manifiesto en la forma de estar en y con el mundo para el sujeto contemporáneo es la crisis de la propia conciencia. El sujeto actual a través de diferentes mecanismos de autoevaluación-observación, invita a darle sentido, de lo que sospecha, también se puede dudar y poner en consideración como parte de una construcción imaginario-social.
La crisis que se reproduce insistentemente a través de los medios de comunicación, fuentes densificadoras estas, no es más que la crisis interna de los sujetos tardomodernos, pero ella no puede dejar de ser interna para convertirse en externa, ni al revés. Es representación y es lenguaje, suceden de forma cuasi simultanea, a través del lenguaje se fija en la conciencia, la cual teniendo en cuenta la construcción social-histórica de aquel sujeto le podrá dar sentido e intencionalidad. Intencionalidad que afirmará o negará tal o cual carácter de crisis. Pero justamente la crisis se desencadena a partir de la imposibilidad de contrastar los aspectos novedosos con referentes estables, no hay modelos, no hay referencias fijas que dicten las determinaciones a seguir, si ocurre surgirá situacionalmente pero no de forma preestablecida, y su duración será fugaz. 
Ahora bien, la subjetividad como construcción histórica-social, al igual que las categorías freudianas son expresiones y representaciones de los sistemas de turno. Sistemas que funcionan con una lógica, para que haya sistema tiene que haber una lógica referencial. Si tal lógica deja de existir en el sentido funcional y referencial, el sistema se paraliza, se neutraliza o entra en crisis. Así es posible hablar de la era “sin lógica”, sin sistemas, sin configuración psíquica asentada sobre elementos preexistentes y preestablecidos. Pero no por ello hablamos del colapso de la constitución subjetiva, aunque ésta se nutra de los sistemas y lógicas, la experiencia humana da claras evidencias que no solo ello la integran. Todos los fenómenos de la vida humana integran la constitución subjetiva, lo que variara el no contar con las lógicas, es la fundamentación de esa constitución, digámoslo la guía, no hay posibilidad de hablar de guía, no hay camino por recorrer, hay caos, incertidumbre, desolación, hay que habitar ello.    
Finalmente lo que entra en crisis es la representación lógica de la conciencia del mundo, ya no podemos interpretar el mundo con los mecanismos lógicos que no había sugerido la modernidad, esos mecanismos, por lo menos, son insuficientes.
Crisis de constitución subjetiva, sin soportes previamente establecidos, deviene crisis profunda de análisis genealógico del lenguaje, aquí también se desata un sinfín de producciones nuevas que designan operaciones que coinciden con la lógica de la tardomodernidad, pero no con su predecesora, lo cual implica una adecuación. El lenguaje deviene inoperante, insatisfactorio, la comunicación es interdialéctica, o sea entre diversos dialectos que conforman un mapa lingüístico, a priori incomprensible.
Una posible interpretación, “cuando caen las organizaciones centrales, en el plano de las lenguas avanza la diferenciación de los dialectos. Fenómeno atestiguable de nuestra cultura contemporánea es la babelización de los lenguajes”[1]. Lewkowicz se refiere al mito como metáfora de lo que podría estar ocurriendo con el lenguaje. Quizás sea necesario y oportuno destacar este punto.
Esta metáfora puede explicar en algo lo que comienza a suceder en el dominio de nuestras relaciones actuales.
Relato Bíblico GENESIS XI (1-10). Los habitantes de Senaar (llanura en la región de la Mesopotamia oriental media) comenzaron a construir una ciudad, y también una torre que pretendía llegar al cielo, para perpetuar el nombre de la civilización que lo levantara y alimentar su orgullo. Dios los castigó confundiéndolos, haciéndoles hablar a todos los constructores una lengua diferente y así imposibilitando la continuidad de tan magna labor. A su vez, el mito da fundación, según la religión judeo-cristiana, al origen de las diferentes lenguas.
El mito babelístico podría ser usado como metáfora para designar que ocurre en la construcción de nuevas metáforas (torres de babel), el elemento fundamental que emerge del mito es la “confusión” como condición generalizada que apunta (tanto en el mito como en nuestra contemporaneidad) a frenar, retraer las nuevas construcciones metafóricas- ficticias- imaginarias. Las operaciones de confusión, asientan la idea de crisis, aíslan y fragmentan, en definitiva parcelan las construcciones, como ocurre en el caso de los préstamos e hibridaciones lingüísticas. 
Para finalizar, seria pertinente, insistir sobre el agotamiento del Estado Nación, (soporte subjetivo) el parcelamiento de las instituciones, de la comunicación (dialectos tribales), de la escucha activa y profunda- el eclecticismo desenfrenado de opiniones sobre la idea de crisis, la constitución novedosa de la subjetividad actual, en fin el caleidoscopismo absurdo que invade al sujeto contemporáneo, pero que a su vez desafía los nuevos modos de comunicación, actividad y pensamiento.    



[1] Lewkowicz, Ignacio. Pensar sin Estado. La subjetividad en la era de la fluidez. Paidos 2004. Bs As.

26 de octubre de 2010

“Eternos amigos”


¿Hace cuanto que no llovía así un domingo?
Me pregunte al despertar.
Un domingo de esos en los que aun me continúan
Hablando las palabras.
Esos domingos eternos,
Eternos de soledad y de encuentro con el afecto,
Solo que este domingo, llovía.
¡Hermosa lluvia dije!
Como si las lluvias fueran a poder decirse como son.
Solo podremos decirnos que son.
No iba a durar mucho, pero para mi era eterna.
¡Que importa la eternidad!
Quien podrá decir que es eterno,
esa lluvia era eterna, sostuve.
Aun así sospeche, que podía ser ella cuando quisiera,
Y me animé de a poco a comprobarlo.
Algunos mates me fueron poniendo en media mañana,
seguía viéndola por la ventana.
Aun no me animaba a ser ella.
Cuando lo decidí, me dio su bienvenida.
Casi siempre da bienvenidas,
Solo que esta ves, fue diferente.
Humedecido ví el cielo sonreír.
Cuando muchos podrán decir que llora,
Que es el llanto que llega al suelo,
Que penetra en la tierra.
Yo estaba ahí, en el abrazo, profundo y eterno
del cielo y la tierra.
Amistad, empatía, Pasión desbocada
Sonrisas eternas cómplices de un amor perpetuo.
Quise quedarme allí, pero supe sería en vano,
eso les correspondía,
no importaba demasiado mi presencia,
y eso me alivió.
Supe que solo podía contemplar,
Y eso ya suponía ser demasiado,
Para cualquier mortal.

“Un día tuve un sueño”


Un día tuve un sueño,
soñé que nacía,
que despertaba,
que huía de un abrazo,
que me escurría por senderos a los que temía.
Ese, no fue solo un sueño, fue el sueño de mi despertar, fue el momento inaugural, fue mi descanso en la lucha.
Aun hoy, si cierro los ojos, puedo entrar allí, siento la respiración de aquel caballo que me transportaba, siento la humedad y el calor agigantado por del monte junto al arroyo, siento el rocío en mis pies, siento el peso de la mochila y la incomodidad de la pequeña montura.
Hoy podré decir, que el monte, el arroyo y la mañana me vieron nacer y transitar por algún tiempo, la picada que me conducía al encuentro de compañeros.
En alguien se fue ese sueño, y en alguien vivirá ese momento.

15 de octubre de 2010

El fenómeno que aun me asombra


Algunos días, en los cuales encuentro una ficción que rodea gran parte de mi, y cuya función pareciera ser despertarme, alertarme, o quizás solo sorprenderme, me encuentro arrastrado hacia esa especie de fenómeno que considero todavía innombrable. Aun así me asombra, es posible que no sea poca cosa.
Aun me asombra, el rocío de las mañanas deslizándose por las hojas y los tallos.
Aun me asombra, tener que esperar afuera.
Aun me asombra, escurrirme por el dolor.
Aun me asombra, lo veloz que puede ser la vida.
Aun me asombra, las voces de algunos ancianos, hasta la emoción.   
Aun me asombra, la violencia hacia ellos.
Aun me asombra, la oscuridad en medio de tanta oscuridad.
Aun me asombra, mirar fijamente las estrellas.
Aun me asombra, la lluvia y sus olores.
Aun me asombra, el sabor del mate después de lavarme los dientes.
Aun me asombra, la experiencia de la espiritualidad en la carne.
Aun me asombra, el susurro del silencio en mis oídos.
Aun me asombra, el tremendo poder de la pasión.    
Aun me asombra, el miedo repentino a la muerte.
Aun me asombro, ¡si aun me asombro de mi mismo!, y cuando ya no, será que tampoco el resto de la ficción. 

10 de septiembre de 2010

Breve Nota sobre el “Dolor” y “El otro”

En cuanto al dolor, sé que aun le temo, pero no solo será temor mientras espere la llegada de otras tempestades,
Sin embargo es notable cuanto podemos soportar, cuanto somos capaces de hacer soportar al otro.
En cuanto al otro, en realidad sospecho que no significa demasiado para el resto, pero me pregunto ¿ese “resto” no es también en algún momento “el otro”?
Y si no es demasiado importante ni el otro ni el resto, ¿Quién entonces? ¿Y que será ser importante para quien?
¿Y si solo sospecho que el dolor es insoportable? ¿Qué es entonces el dolor? Y si mi dolor no conmueve a nadie ¿no existe?
¿Habremos ido perdiendo nuestra cualidad de humanidad en algún pasaje apretado de animalidad?

29 de agosto de 2010

Espejo

Espejo, dueño del espacio oculto, de los seres aquellos
que desean encontrar en sus orillas tan sencillamente la paz.
Hubo un momento en donde la meseta estéril de la salud,
ocupó sus más preciadas páginas, no pudo escurrirse de ella.

Cuanta comodidad ha sentido él, apartado del caos,
que primavera, que compañía tan sublime, casi todo fue claridad,
La compañía del silencio, lo había detenido en un oasis único,
insuperable por vez primera, con paso definitivo a la inmortalidad.

5 de agosto de 2010

En una enfermedad

Espinas desafiando la dureza de la coraza,
espesa capa de miel o tan solo de arcilla,
rebalsa lo que pudo haber estado bien.
Siempre se nos ocurre llegar al límite,
solo para saber donde podrá estar,
sobre él reposa lo que no pudo haber llegado aun.

Límite interminable, orden al desorden,
unión fraguante a lo que no se puede ligar,
ingenio astuto pero aun así inútil.
Inutilidad envuelta en capaz de llamas,
ardientes para solo reposar en una esquina,
lugar persistente de escondite malogrado.

Inutilidad efímera, utilidad también perecedera,
donde corren los huéspedes de la razón,
solo vuelcan y arden sus propósitos.
Allí estuve, donde solo hace falta esperar,
demorar para llegar y ubicar el desafío,
desafío que tal vez podrá lograr esta enfermedad.


Aquí estuve parado siempre, donde solo camina la angustia
Deseo escapar pero no se adonde, como siempre
Escapo sin escapar, esquivo sin esquivar
Soy alumbrado una y otra vez por la aquella linterna
En una oscuridad que siempre ha sido infiel
Reposo pero no espero, descanso de lo que me cansa
¿Qué significa estar bien? ¿Y si ello no subsistiera?

28 de junio de 2010

En un relámpago

Apenas casualidad en una noche ausente de luz,
que como un globo sin aire poco goza de sus sones.
Cualidades que apartan a un escrito de una pizarra,
pizarra que sin tiza no solo espera ser escrita, aguarda existir.

La ausencia de lo ausente que apenas poza en lo casual,
casual que no solo espera que también desaparezca la ausencia.
Por solo lado, por solo noche, por solo nombre,
por solo goce, por solo, por solo ausencia.

Quitarme de un tirón todo lo que fue un relámpago,
que como tal, solo apareció fugaz.
Fugacidad que solo se advierte en la noche, en aquella
que solo brilla la ausencia, la ausencia de luz.

Esa luz que cobra vida, en cuanto haya ojo para ver,
¿Para ver que? Inquietante solo de sí.
Que sin estar es posible estar, no solo en la noche
sino también en la luz del relámpago.
 













Solo Recuerdos

Recuerdo sin exagerar con poco tiempo,
pero solo con poco.
Respiros, agitación y euforia en un solo recuerdo, 
no por solo, poco.
Pero aún con mucho a veces solo,
a veces con muchos solo poco.

Allí solo un reloj sin detener nada,
ni siquiera eso que yo quería detener.
Soñando con ello volé al otro lado del mundo,
al otro lado de mi mundo.
Con lágrimas en las manos, con sueños en el pelo,
con mucho más que poco.

Mil gotas de lágrimas, que surgían sin saber porque,
que mecían en el regazo de quien sabe quien.
¿Quien espera a quien?, ¿las lágrimas al reloj,
o el reloj a ellas, a merecer menos que ayer?
Quien sabe que con poco, puede volar y sin detener nada,
no solo es posible merecer sino también recordar.

4 de junio de 2010

Sin Tiempo ni Espacio

Bien intentaré decir “algo” de mi parte, que algo para mi vendría a ser “todo” en este momento, o tal vez nada mas que “algo” en mi tiempo de existencia humana.
Parto desde aquí porque me parece muy interesante rever la noción de temporalidad y especialidad que manejamos como los sujetos que somos. Intento decir que en términos generales, y suponiendo que las generalidades “siempre” (terrible generalidad) son erróneas, aspiro a comprender que las sociedades, sus significaciones, sus imaginarios, sus discursos, sus cuerpos normativos, sus lógicas etc, no solo parten y dan existencia a tales motivos en un determinado momento, sino que en ese momento se sintetiza lo imaginario con lo real. Esta especie de síntesis podríamos llamarla “realidad” apresuradamente por cierto porque es posible que otras variables influyan en tal síntesis.
Las condiciones que posibilitan el surgimiento, la creación o la puesta en marcha de “algo” que no existía y que comienza a cobrar vida en el mundo, son analizadas a través de lo social que justamente es la herramienta que tenemos para abordar la realidad.
Ahora bien, esta especie de síntesis entre lo real y lo imaginario que llamo realidad, como dije antes de manera apresurada, no puede ser analizada de forma atemporal, posiblemente porque su construcción es histórica deviniente.

Pero ¿Por qué esta cuestión de la realidad no puede dejar de ser analizada de forma atemporal?
Primero porque estando y siendo somos parte de un momento, instante de tiempo, no hay modo alguno por el cual se pueda prescindir de lo temporal o de lo espacial, al menos para quienes creemos no poseer alguna patología cercana a la locura. Es posible que la institucionalización de la locura se alimente de alguna de estas calidades o cualidades para encerrar sin resquemores a quienes supuestamente no pueden habitar o no son aptos para habitar el terreno aceptable o estipulado entre las distintas categorías nombradas aquí.
Porque justamente intuyo que también la realidad está deviniendo en una síntesis problematizadora entre lo espacial y lo temporal, es una construcción simultánea y sintetizadora.
Quiero decir varias cosas, por un lado, que la realidad es construida al menos por cuatro dimensiones excepcionales: 1-el tiempo, 2-el espacio, 3-lo real y 4-lo imaginario.
Estos a su vez aparecen vertiendo de sentido a las significaciones y las enunciaciones que operan en el plano del dispositivo social.

Creería que puede haber otros núcleos que permanecerán a consideración del autor para entender la constitución de la realidad, pero que por lo pronto no se harán explicitas, digamos que pueden ser puntos de encuentro entre estas dimensiones primarias o tal vez sub-dimensiones.
De manera casi obvia, pero es necesario expresarlo con cautela, es decir para no confundir aun mas, que es determinante la inclusión decisiva y definitiva del “ser humano” en los núcleos primarios. Su inclusión es absolutamente imperiosa para dar significado categorial.
Este croquis posiblemente es el resultado de las intencionalidades enunciativas y discursivas de la modernidad a la cual nos hemos referido siempre de forma consciente o no sobre la constitución subjetiva de nuestra realidad.
La pregunta es:

¿Por que este esquema entra en crisis? ¿O que sucede para que ocurra tal crisis?

Los cambios que intuyo se produjeron dentro de estas cuatro dimensiones dieron origen a la condición tardomoderna, que por otro lado es posible que estemos hablando solamente de una era de transito entre dos escenarios sociales, uno conocido y transitado, y otro a construir.
Lo imaginario y lo real en la condición que nos antecede se mantenían separados, operando diferenciados, en cierto momento comenzaron a entremezclarse, actualmente son parejas por herencia pero son infieles, se corrompen, se engañan, insisten en camuflarse a simularse. Lo mismo sucede con el espacio y el tiempo, en la modernidad (la era de la especialización) se mantenían bien definidos, en orbitas diferenciadas.
Ahora bien, la condición que irrumpe en la vida social y da surgimiento a una nueva forma de estar en el mundo, es la corrupción real del espacio (aquí se propone cambio en dos de los núcleos, entendiendo por real aquello que existe a independencia de la voluntad humana).
En la condición tardomoderna el discurso que sostiene el significado imaginario de la espacialidad, se altera.
El espacio virtual simultáneo corrompe de manera irremediable la significación o el significado que poseía para el sujeto moderno, lo espacial.
Esta irrupción del espacio virtual, a modo de ejemplo, le quita potencia imaginaria al significado moderno de espacio.
Porque de manera simultánea se puede habitar dos o más espacios en un mismo tiempo, (jaqueo espacial y temporal) por ende también la significación corporal cobra otra dimensión, justamente porque el cuerpo ya no es una condición determinante, definitiva o indispensable para habitar el espacio, lo que si está es el producto del efecto, hay efecto, por ende hay presencia, y esta presencia es virtual, ya no corporal.
Esto deviene crisis profunda de comprensión imaginaria, o sea que aquí la otra dimensión que se altera es lo imaginario.
También el tiempo esta puesto en jaque en nuestra nueva condición. Que se entienda que lo que se pone en jaque es la significación imaginaria, la potencia de ello, el significado el sentido que ello posee para la constitución subjetiva del sujeto actual en cualquiera de las cuatro dimensiones.
El ordenamiento del significado imaginario de tiempo en el sujeto actual necesita una adecuación. Adecuación que se dirime entre lo real y lo imaginario.
Si la irrupción en los límites, en el plano de la comprensión imaginaria del tiempo logra ser puesto en la orbita de lo real cobrará posiblemente mayor potencia, cosa que ya sucedió con el espacio.
La combinación de estas dos condiciones, a criterio personal, marcaran definitivamente el paso de un tiempo histórico a otro.

1 de mayo de 2010

“La experiencia de la de-construcción se siembra con la incuestionable habilidad de la creatividad, desde que nuestra conciencia interpreta la fundada realidad de la comprensión social opresiva y despiadada, testigo fiel de nuestra
realidad-realizada”

Al encuentro de mi

La espera impaciente del develo
de lo escondido
de lo incomodo
de la esperanza abierta para solo
Aprender a saber que cosa,
Que otra cosa
puede esperar el hombre
sino saber que.

1 de febrero de 2010

El viaje: Una experiencia singular

Hace un tiempo tuve la gran oportunidad de viajar en un trasporte que llena de magia las miradas y que a su vez ostenta inquietud, incertidumbre y solidaridad entre sus pasajeros, más que pasajeros se convierten en habitantes provisorios situacionales del vehículo.
Pretendo en este ensayo hablar de grupo, conducta y subjetividad, tal vez quien lea el trabajo piense lo ambicioso que pueda ser, pero sucede que indefectiblemente estaré hablando de ello aun cuando ni siquiera lo mencione. Por lo tanto la necesidad de entender que ocurre en los grupos que situacionalmente se inscriben en nuestras vidas y que en unas pocas horas logran marcar profundamente nuestra estructura, solicita que hagamos de inmediato una revisión de la experiencia.
Pretendo decir que las personas estudian y reescriben sus formas y maneras de pensar a través de la experiencia, de esa que se da en el cuerpo y no en la cabeza.
Aunque me urge hablarles de este viaje tan particular primero presentaré las aproximaciones y resonancias de los viajes que algunas veces tienen una dimensión extraña, pero muy placentera de hacer pensar y replantearse pensamientos sobre lo que pensamos y hacemos (elucidar). Alguna vez nos preguntamos ¿Cómo surge tal experiencia? Acontece algo con los viajes que posiblemente no suceda en otros ámbitos de la vida, ocurre con algo más de intensidad en aquellos transportes de orden público en los que transportan vidas anónimos, cuerpos anónimos, para nuestro entendimiento, aunque nuestra vida y nuestro cuerpo también logra estar en el mismo anonimato de quien se halla en el asiento de al lado o en la otra punta del vehiculo, hay especulaciones e interpretaciones, pero no hechos.
Esa experiencia fugaz y repentina de pertenencia y permanencia a un grupo sin continuidad, efímero, nos deja perplejos muchas veces, sin respuestas de que será de la vida de quien se encontraba embarazada o quien poseía alguna dificultad física para incorporarse al vehículo. Toda iniciativa de poder comprender que ocurre con los viajes estará dada desde nuestra propia experiencia subjetiva, de los a-priori y por tanto de la dimensión gratificante o frustrante de poder llegar a divisar los aconteceres producto de una experiencia reveladora.
Sigo hablando de grupos, también de teorías y de aprendizajes desde el plano de la vivencia al plano del análisis, riguroso o no, depende de las posibilidades de cuestionamientos y oportunidades que refloten las matrices que marcaron a fuego nuestra y en este caso, mi subjetividad.
Ahora bien, esta forma de interpretar los viajes tiene que ver con las matrices propias de cada sujeto, y que por lo tanto no a todos les agradará o no todos tendrán las mismas sensaciones al viajar, y para ser más específico aun, algunos preferirán el viaje en auto, camioneta o combi que les resulte mas intimo y otros en colectivo o tren.
Es que también debemos tener en cuenta la posición desde la cual largamos y nos encaminamos en ese viaje, suponiendo que se tratase de una carrera nos gustaría largar en los puestos de adelante y no en la retaguardia que nos tildaría de rezagados. Esto mismo intuyo sucede con las experiencias de los viajes, mientras que para alguien logra ser absolutamente placentero, para otros no. Y el primer ejemplo que se me ocurre es la mirada que uno puede extraer de los lugares, de las casas, construcciones, asentamientos y aquí necesito detenerme. Cuando mencioné las posiciones de una carrera, usándolo de forma metafórica, me refería a esto, no les causará las mismas sensaciones a quien está arriba de una máquina y me refiero en este caso al tren, que a quien convive a diario con la posibilidad de incidentes y peripecias, teniendo que estar asentado a orilla de las vías coqueteando con la muerte y exponiendo a los niños mas pequeños de los barrios aun más humildes de las grandes ciudades, quienes son los verdaderos rezagados de un sistema expulsivo y marginalista.
En fin un viaje puede ser placentero depende de donde se está parado, depende del lugar que ocupa cada uno en esa experiencia tan particular.
Ahora sí puedo contar la experiencia que atravesé al subirme por primera vez a un ferrocarril, este hecho sucedió para poder situarnos a fines de abril del 2009, el trayecto a recorrer era desde la estación sur en Bahía Blanca hasta Carmen de Patagones, aunque quien relata tenía que descender en Villalonga, pueblo a unos 180 Km del inicio y a unos 110 km de la estación última.
Este viaje ha resultado particular primero por lo que puede tardar para llegar a destino y segundo porque tiene una visión absolutamente diferente del paisaje que está acostumbrado a visualizar cuando se viaja por carretera.
Pero lo que me interesa contar es la experiencia que aconteció dentro del tren y más aun del vagón en el cual me encontraba alojado, las personas que allí se encontraban que eran alrededor de 20 no las había visto en mi vida, algunos viajaban de a dos o tres, como el caso de una pareja de jóvenes mochileros o una chica de origen paraguaya quien llevaba a su bebé de unos 10 a 12 meses de edad, también un hombre con dos de sus 4 hijos de 5 y 9 años respectivamente, por nombrar algunos.
El inicio de la travesía comenzaba bien, sin demoras ni apuros, en particular quería sacarle bien el jugo a la experiencia. Los habitantes del vehículo comenzamos a sacar los termos y mates, algunas galletitas o algo para hacer más ameno el amargo, pero siempre compañero, sabor de la yerba. Después de los primeros mates comenzamos a pararnos, caminar, ir al baño e intercambiar algunas palabras, algunos se reunieron alrededor del cigarrillo en la parte trasera del tren, otros seguían con el mate pero ahora ya se tornaba de carácter comunitario porque a la mayoría se les había acabado el agua caliente y solamente los mochileros tenían para darle la temperatura justa al liquido en cuestión.
Lo fascinante de la experiencia no podría ser descrita ni detallada, solo aproximada, ya que somos presos de las palabras y de sus ocurrencias, me temo que las resonancias de pertenecer por algunas horas, no mas de 4, a un grupo efímero y que no volvería a encontrarse en las mismas condiciones ni reunir a todos los mismos integrantes, son y serán únicas, porque somos seres en situaciones históricas y sociales únicas e irrepetibles. Ese fue el atractivo que hallé en la experiencia para que hoy pueda ser parte de este trabajo.
Cuando comenzó a llegar el tren a las estaciones intermedias el grupo comenzaba a sufrir modificaciones entre sus miembros, algunos subían y se incorporaban a la especie de fogón improvisado alrededor del mate, y otros bajaban, los que permanecían, fuimos apreciando el fenómeno con una despedida acogedora y con una bienvenida confortablemente cálida, como si se tratase de personas que conocíamos de hace mucho tiempo o que logramos apreciar en tan poco. Este hecho me llevo a reflexionar ahí mismo y a pensar que sucedía, como era posible que nos esté pasando eso, en realidad creo que no nos estaba pasando, por el contrario nos estaba quedando una marca una huella de un viaje tan particular.
Un suceso que terminó por desestabilizar mis a-prioris con respecto a la solidaridad lo hallé en la estación de Pedro Luro, allí subieron dos hombres, uno bastante mayor y el otro relativamente joven, quienes vendían panes caseros, porciones de pizza y algo mas que no recuerdo exactamente que. Algunos compraron otros no, entre aquellos que habían adquirido los alimentos se hallaba un hombre de 65 años Alfredo, con quien a posteriori entablé conversación, que gustosamente se disponía a disfrutar de su porción de pizza, cuando escucha llorar a un niño de 5 años porque su padre no pudo comprarle algo para comer, Alfredo se acercó y me dijo ¿me harías el favor de alcanzarle mi porción ya que estas mas cerca (en el asiento de atrás del niño) para que no llore mas y así su padre tampoco se ofenda conmigo? Como no! le dije, y así alcancé la porción al niño quien comenzó a saborearla con previo agradecimiento, gesto que fue reenviado a quien abandonó su propia necesidad para compartir la felicidad de un niño con todos nosotros, Alfredo.
Estas vivencias son imborrables mas cuando percibimos constantemente una despreocupación total por el otro, inmersos en una sociedad tendiente al individualismo totalitario supra-intencionada por los mecanismos del mercado y los medios masivos traducidos de manera evidente en el imaginario social.
No estamos ajenos a esta manera de percibir la realidad, pero también los sujetos tenemos la gran virtud de poder transformarla o aunque sea trastocarla y crear nuevas condiciones en ámbitos donde las necesidades colectivas a veces pueden más que las propias.
En definitiva poder encontrase con mueca como la de Alfredo nos hace creer en las cualidades del ser humano como un ser sensible, preocupado y deseoso del bienestar, no solamente particular sino de aquellos que lo rodean y hasta me animaría a decir que trasciende el plano afectivo y emotivo de la solidaridad.
Luego del suceso en la estación Pedro Luro me acerqué al hombre y dialogué abiertamente con él, hasta llegar a la estación Villalonga donde debía bajarme, allí me despedí de los demás habitantes del tren que pude conocer y me aproximé a los andenes sabiendo que había dejado algo dentro del vagón y que había traído mucho más sobre el hombro que una pesada mochila y una guitarra criolla.

31 de enero de 2010

En Febrero!!!! Producciones de Verano.

Nietzsche, solo hoy.  

El futuro fue ayer!...pero aun nos está ganando.

El Viaje: Una experiencia singular.

Y mucho mas.....!!!

¿mear ansiedad?

antes de terminar de mear tiro la cadena corre el agua me ayuda a seguir meando sigo y veo el agua del inodoro sigue...