unas cuantas
cortinas entreabiertas pasaron
sostenidas
en la boca de un broche marrón
los arpegios
de sonidos y silencios
sonaron casualmente
boquiabiertos
un sillón
oscuro casi cristalino
vació mi
atención
y una prosa más
por locura
que por
inspiración
supusieron incluso
el eco
de un ánimo
desprolijo.
en una roca
nublada de ilusiones
viajan las
paredes invisibles
suenan las
campanas de la similitud
que me ocultan
en su desnudez,
en el teatro
de las luciérnagas
bajo el
cielo de destellos
todos corremos
como roedores
detrás de cualquier
cebo
incluso confiamos
en héroes raquíticos
que apenas aprenden
a perder.
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