5 de junio de 2012

El tercer origen



El tercer origen tiene que ver con la muerte.
La muerte es el abandono por parte de los seres, y en este caso puntual del hombre, de la vida terrenal. La muerte corpórea, la finitud de nuestra condición de humanos para habitar el mundo y nuestra conciencia de ella, nos enfrenta a este nuevo origen, la muerte.
Intento decir que quizás la muerte, el abandono del dominio corporal y conciente de los hombres, sea en todo caso, el paso de un estado fetal a otro. La institución de la muerte para los occidentales es vivido como un hecho de gran fijación libidinal y por ello de fuertes repercusiones. Los seres queridos que pasan a otro estado dejan un gran sentido del dolor, a pesar de percibir a veces, que sea mejor así. Se nos hace difícil comprender que quizás ya es hora de que ese ser ocupe otro lugar en el dominio universal. La apropiación imaginaria de los sujetos como si fueran objetos, hace que se asiente el dolor, como desenlace de un hecho de posesión imaginal. Dice un proverbio del Tao “si eres consciente de que todas las cosas cambian, no habrá nada a lo que te intentes aferrar. Si no tienes miedo de morir, no habrá nada que no puedas conseguir.”[1]   
Aquí esta hipótesis. La muerte, se me ocurre, es el abandono del vientre terrenal para la llegada y bienvenida a otro vientre, el universal. El vientre terrenal obsequia en un encuentro profundo y eterno una vida al universo. De la misma forma ella había recibido de obsequio una vida desde el dominio de la gestación. Los hombres al morir ancianos, han explorado tantas experiencias y han cultivado tanto lo sagrado, lo espiritual o quizás lo místico, que ya el cuerpo no constituye un fundamento esencial para su existir. Sino que lo real, es decir lo sagrado, ya ha encontrado su campo para permanecer fuera del tiempo y fuera del espacio que ha hecho envejecer a sus cuerpos.
Pero ¿podemos entender la muerte como un obsequio de amor?
Se nos hace difícil y quizás esa reunión o encuentro este plagado de estos sentidos. Por ello parece oportuno señalar un paralelismo entre la noción del nacimiento, abandono del vientre materno, con la muerte y el abandono del vientre terrenal. Sin embargo en ambos orígenes, y también en la gestación, hay encuentro, hay empatía, hay amor y eso significa que el amor atraviesa y es el poder que constituye los fundamentos primeros de los tres orígenes que fundamentan nuestra existencia universal.


[1] DYER, Wayne W. Nuevos pensamientos para una vida mejor. La sabiduría del tao. 1º edición. Buenos Aires, Debolsillo, 2009. Pág. 442.

¿mear ansiedad?

antes de terminar de mear tiro la cadena corre el agua me ayuda a seguir meando sigo y veo el agua del inodoro sigue...