6 de julio de 2016

Moneda




En las postales de las ganancias perdidas,

posaban contentos

los siervos de amuleto.

los pies en agua helada

y las vertientes sangrando serenas calumnias.



El velcro

eso que pega en las márgenes incluso sudorosas

de todo manantial.



Que arremete, en cuchillas

arrodillada, hincada

al poder debajo de las uñas.



Estampada en lágrimas desteñidas

y con atuendo de nobleza.



¡SU MAJESTAD, SU MAJESTAD!

Grita el corifeo mercantil



Me rehúso a inclinarme,

quiero mirar sus ojos,

me lo impiden

pero insisto lo creo conveniente.



Y la brutalidad de sus nervios se hace presente.

Nervios recios y fríos

que golpean miserias ajenas

que apalean el repudio

y alimentan el terror.



Borrachos cariocas

que conducen sus alimañas

a la súbdita crueldad

de la moneda.



Borrachos de información basura

que desmienten

más rápido de lo que mienten.


¡OJO, Su majestad!

¡Cuidado!


Enloquecedora moneda.  

De todos los males

el mejor,

el más sofisticado.  


¿mear ansiedad?

antes de terminar de mear tiro la cadena corre el agua me ayuda a seguir meando sigo y veo el agua del inodoro sigue...