18 de septiembre de 2012

Libertad





Anoche fui testigo presencial de la libertad.

Ella estaba ahí mirándome, inmutable.

Lo demás no importaba, me perecía.

Ella no renunciaba a si misma.

No escuchaba, no poseía nada, ni pretendía hacerlo.

Me miraba absorta, atrapante, atenta.

Impulsaba y controlaba sus propios impulsos, incluso los míos.

Despertó mi alegría, mi sonrisa.

La vida se volvió plena y absurda a la vez.

Intensa y fugaz.

La libertad fue la condición para encarnar la intensidad de la vida.

Mi sujeción fue el amparo a la intensidad encarnada en la vida.
  

Las entrañas de alguna cima







Emboscado por los pelos del invierno,

me resistí a las rodillas de la noche.

Sorprendido por la espalda de la sombra,

reí colgado del cuello del mundo.


Sujetado por los brazos del rencor,

me encaminé al corazón de la vida.

Retenido por la piel de un sonido,

trepé a la garganta del tiempo.



Tentado por el ombligo del infinito,

corrí desesperado por las venas de un laberinto.

Acusado por las uñas de la pereza,

esperé despierto los puños de la miseria. 



Sentenciado por los dedos de algunos versos,

intenté encontrarme con los ojos del olvido.

Encarcelado por los cuerpos de la arrogancia,

descendí a las entrañas de alguna cima.  

¿mear ansiedad?

antes de terminar de mear tiro la cadena corre el agua me ayuda a seguir meando sigo y veo el agua del inodoro sigue...