Hemos estado alojados en un vientre
materno, estamos alojados en un vientre terrenal y vamos hacia un vientre
universal. Se podría decir que no hemos nacido aún.
Creo también, para ir finalizando, que
el amor del adulto tiene que ver con la búsqueda de rescatar y/o redescubrir
parte del dominio más confortable y seguro que hemos podido experienciar, el de
la gestación. Sin embargo esta búsqueda no parece estar determinado por los factores
influido en el desarrollo del dominio de la gestación, solo constituyen
posibilidades que permiten o no recobrar ciertas sensaciones experienciales
encarnadas estructuralmente en nuestro cuerpo. Hay experiencias que se
transportan pero también hay experiencias que sólo pueden acontecer y permanecer
allí, en cada uno de esos dominios.
La metáfora del amor que fue
condicionada en el paso por el dominio anterior a nuestra existencia, pero
también por las primeras experiencias de encuentros gratificantes o no con el
nuevo dominio, habita permanentemente los modos y las formas de ver los
encuentros y las relaciones con los seres que conviven en el dominio terrenal. En parte el amor es no perder la reunión
con los otros, es empatizar, darle valor al origen de los demás seres. El
hombre se pone a la escucha del origen de los demás cuando eso hace vibrar algo
en su propio origen.
En los tres dominios hay una forma de
vida que concluye, que cesa. Hay experiencias que son exclusivas de esos mundos
y que por lo tanto nosotros desde el mundo de la conciencia poco podremos
decir, de por lo menos los otros dos. Es ese el obstáculo de la ciencia y
quizás también de la razón. Porque justamente ellos, muchas veces, son los ojos del dominio terrenal.
Para terminar quiero decir que estos
planteos lejos están de ser acabados, solo constituyen conjeturas, hipótesis y
ocurrencias sobre lo que podría ser pensado para enriquecer aún mas, la
problematización respecto del amor. No he intentado decir que es el amor, ni
mucho menos, he dicho algunas cosas que podrían entrelazar senderos que
divaguen cercano al amor, cercano a los efectos inmanentes del amor pero sin
querer capturarlos, sin restringirlos, sin evidenciarlos, nada de eso; son solo
intentos y conjeturas fugaces que esperan ser lanzados al vacío luego de
agenciar algunas miradas.
1 comentario:
como bien lo describes, creo que todavía estamos dentro del Vientre Universal. Muy buena reflexión Deme!
Saludos afectuosos y respetuosos!!
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