20 de marzo de 2012

El amor, la vida y algunos orígenes

Me permito en estos párrafos iniciales anunciar la intencionalidad del presente ensayo. El título que escogí sugiere un amplísimo campo de problemas, preguntas y cuestionamientos. Sin lugar a dudas, tanto el amor como el origen y la vida, constituyen serios problemas históricos, antropológicos, filosóficos, religiosos, ontológicos, metafísicos, psicológicos, éticos entre otros; sobre los cuales la curiosidad del hombre ha ido abriéndose camino con las estrategias y herramientas que ha podido cosechar a lo largo del desarrollo de las ciencias.
La idea transversal del apartado es la noción de encuentro como donante de sentido del amor. Me rehúso a pensar el amor, como un fenómeno exclusivamente humano. Por ello planteo la idea que desde Hugo Mujica viene a recorrer este trabajo. 
Para darle cierta consistencia a los planteos esbozados, a continuación ubicaré cierta preocupación sobre, lo que considero, los tres momentos originarios más importantes de la existencia humana. Los tres momentos que originan la composición, creación y fenomenología humana más influyentes como parte y participantes de la cultura occidental.
Intento también dejar entrever que en cada uno de ellos el amor, como metáfora, está profundamente implicado. Sospecho que el amor no solo está simbolizando el encuentro, sino también el regalo, obsequio o quizás abandono, dolencia o duelo por perder un estado particular en el juego de encuentros.
La idea del trabajo es intentar desarrollar un cúmulo de nociones que nos permitan pensar nuestra existencia como parte constitutiva de la experiencia terrenal y no separada de ella. Pretendo focalizar la mirada en la experiencia de vivir vivo. Considerando así al amar como el encuentro fundante de todo acontecer. Fundamento que atraviesa nuestra experiencia de paso por el universo, como seres fetales en continuo movimiento, en continuo caminar caminando. Cree que no hay forma alguna de aprender a caminar sino es caminando, no hay forma de amar sino es amando. Y es el amor el que nos devuelve a esa inocencia primaria y originaria de la que también hablan los autores, que me acompañan a reflexionar, sin perder de vista nuestra conciencia que nos aloja repentina y secuencialmente en momentos instantáneos que van constituyendo nuestro tiempo.    

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