En
el comienzo
de
todos los comienzos
hubo
vacilaciones.
Hubo
desdén y desconcierto.
Nada
quedará al final de todos los comienzos.
Nada.
Ni
siquiera las lágrimas más sentidas,
ni
siquiera las sonrisas más furtivas.
Ni
siquiera las excitantes pasiones.
Ni
siquiera los excelsos perfumes.
Ni
siquiera los silencios más incómodos.
Nada.
Nada,
Excepto
nuevas vacilaciones.
nuevas vacilaciones.
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